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Este emotivo encuentro se vio opacado por la tarjeta amarilla que le mostró el árbitro.

Alessandro Florenzi fue el jugador de la Roma que convirtió este fin de semana contra el Cagliari, por lo que al anotar decidió celebrarlo junto a su abuela, por lo que no aguantó y saltó hacia las butacas del estadio italiano para abrazarla y festejar.

Sin embargo el estricto juez del partido, lo amonestó, un acto que se apega totalmente a las reglas.

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