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Con expectación se vivió el último debate presidencial en Estados Unidos. La candidata demócrata, Hillary Clinton, y la carta republicana, Donald Trump, tuvieron su último enfrentamiento antes de los comicios del 8 de noviembre.

Segunda enmienda, aborto, e inmigración son algunos de los temas que marcaron la pauta en un encuentro similar al primero: preguntas y respuestas a ambos candidatos.

Sobre este último tema, Trump insistió en su idea de construir un muro para evitar la entrada de drogas al país desde México.

En otro fuerte conato, Clinton apuntó contra la simpatía que tiene el magnate con Vladimir Putin, y acusó que el republicano fomenta el ciberespionaje en Estados Unidos.

El desempleo volvió a encender el debate entre ambos. Trump se salió del tema para contestar a Clinton, luego de que la demócrata lo acusara de dar empleo a trabajadores chinos.

Abordando un tema sensible para su campaña en relación a las acusaciones de acoso sexual en su contra, el magnate dijo que “nadie respeta más a las mujeres que yo”, y apuntó directamente a los mails de Clinton para defenderse.

Clinton arremetió nuevamente contra Trump señalando que aún no se conoce su declaración de impuestos, refiriéndose también a la polémica por una supuesta evasión del magnate, y sostuvo que “tenemos indocumentados que pagan más impuestos que un multimillonario”.

Otro punto llamativo fue que Trump se negó a responder si reconocería el resultado de la elección. “Se lo diré en el momento propicio”, dijo. Clinton aprovechó el flanco abierto:

Trump disparó, también, contra la capacidad de Clinton de acabar con ISIS y contra los líderes del Gobierno que, a su juicio, permitieron la existencia del grupo extremista. Según él, presidentes de Rusia e Israel se manejan mejor en materia armamentista.

 

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