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Más allá de la sorpresa que provocó entre parlamentarios de la Nueva Mayoría, la decisión de la presidenta Bachelet de comunicar a última hora el envío de un proyecto para decretar feriado el 2 de enero debería sorprender al ministro Valdés.
 
La medida es al menos contradictoria con todos los argumentos esgrimidos por el titular de Hacienda para justificar un presupuesto 2017 “acotado” y “responsable” y aún más, la inamovible decisión de mantener en 3,2 por ciento el reajuste al sector público, que todavía tiene costos poliíticos para el Gobierno. El último, senadores PS declarados en “estado de reflexión”.Pero es también contradictorio con las cifras de la economía.
 
El día feriado costaría al país un 0,5 por ciento del PIB e incidiría negativamente en la actividad económica. Vale recordar que ante la caída de 0,4 por ciento que registró el  IMACEC en octubre, fue el propio ministro quien esgrimió entre otros “fenomenos” 2 días menos trabajados que el mismo mes en 2015. Aún así el proyecto genera apoyo en el oficialismo y algunos parlamentarios de oposición. Los balances económicos no siempre coinciden con los políticos.

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