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Termina el año 2016, tal como termino el 2015 para La Moneda. Marcado por una palabra maldita: Caval.

El caso vuelve una y otra vez a las primeras planas. Hoy con la declaración ante la Fiscalía de Analía Uriarte, jefa de gabinete de la Presidenta Bachelet.

Natalia Compagnon había anunciado este nuevo dolor de cabeza para Palacio. En una declaración pública recordó: Uriarte firmó uno de los informes que Caval entregó al empresario Gonzalo Vial, y ese recordatorio tendria un efecto político evidente.

Porque volvió a instalar el caso en el corazón de La Moneda, en las oficinas donde trabaja una de laa asesoras de más confianza de la suegra de Compagnon.

Esta explosiva mezcla política, jurídica y familiar sigue lastrando al gobierno. Esta mañana en entrevista con Radio Sobar, la Pdta Bachelet reconoció que debió haber vuelto de inmediato a Santiago desde Caburgua cuando explotó el caso, pero que fue mal asesorada.

Dijo  que hablará de este caso cuando termine su mandato y también advirtió que los resultados de la investigación pueden ser distintos de los que todos han prejuzgado.

Tiene razón Bachelet, al asumir que las consecuencias de este caso la perseguirán durante lo que queda de su gobierno, con una nueva formalización a Compagnon en enero y un eventual juicio durante el próximo año. Efectos que se prolongarán probablemente a la evaluación que se haga en el futuro de ella y su mandato

Un caso que cuestionó el corazón de su imagen política, en el cual la Presidenta sufre las consecuencias de actos de terceros, pero también de sus errores políticos, como el que hoy reconoció. Su decisión de prolongar ese silencio significa también resignarse a seguir sufriendo esas consecuencias.  
 

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