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Nadie podría decir que no le gusta recibir regalos. Son un gesto de cariño, cortesía agradecimiento o buena educación. Pero cuando lo recibe una autoridad, la situación no es tan fácil. La ley 18.575 que habla sobre donativos oficiales y protocolares a una autoridad en Chile señala exactamente qué se puede recibir y qué no.

Y fue justo la encrucijada en la que se vio el Canciller Heraldo Muñoz la pasada Navidad. El minsistro recibió una alfombra, una manta de picnic, fruta, vodka y hasta una caja de té. Todos elementos que se rifaron en el ministerio o bien que permanecen en esas dependencias.  Pero fue un costoso reloj, regalo del embajador de los Emiratos Árabes, lo que lo puso en la encrucijada.

Era quizás todo lo que cualquier adulto le habría pedido al viejo pascuero. Y rigurosamente, el Ministro Heraldo Muñoz ofició a la Contraloría, para que se pronunciara sobre este valioso obsequio. El contralor, en su dictamen fue claro:  “el referido regalo no puede considerarse como un donativo oficial o protocolar, en primer lugar, por su elevado valor comercial, y en segundo término, por tratarse de un objeto de estricto uso personal”, El reloj debió ser devuelto.

Lo que llama la atención es que el acto probo del ministro mejor evaluado es noticia, salió en varios medios de comunicación. Por qué nos sorprende que un funcionario de Estado actúe correctamente, apegado a la ley y con estándares éticos altos? Tal vez porque llevamos tanto tiempo siendo testigos de conductas algo tóxicas, arregladas y  con olor a pituto. La acción de Muñoz, habla que la función pública no sólo debe , sino que puede ejercerse con desapego y honestidad.

 

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