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En medio de intensas negociaciones, el Senado postergó para mañana su votación sobre la entrega de 47 millones de dólares a Televisión Nacional.

Esto en medio de críticas a la gestión de las autoridades de TVN y el temor a que un rechazo de este salvavidas obligue a cerrar el canal.

Lo que falta es un debate acerca de la televisión pública en Chile. Parece agotado el actual modelo, de un canal con directorio cuoteado, que no recibe dinero público, debe autofinanciarse con publicidad, pero al que se le exige más que al resto de las estaciones.

En un país con medios concentrados en pocas manos, esta crisis debiera ser el momento para mirar la experiencia de naciones, donde los fondos públicos se invierten con garantías de independencia, innovación y alta calidad.

Hay ideas para avanzar en esa dirección, como un directorio de excelencia elegido por alta dirección pública al igual que otros altos cargos y un financiamiento permanente, pero independiente del gobierno de turno.

En lo que debería haber consenso, es en la necesidad de mejorar lo que tenemos, no negociar los votos a cambio de ventajas personales o partidarias y sobre todo no de ponerle la lápida a la TV pública en Chile.

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