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Muchas veces los actos tienen consecuencias en cadena, que incluso pueden rebotar y golpear a quien los ejecutó. Eso es lo que está pasando con la resolución del Tribunal Constitucional al permitirle a entidades con fines de lucro entrar a la educación superior. Con esto el TC podría haber sellado su propio destino frente a un país y una clase política que no quieren una tercera cámara, sino que las decisiones que adopten en mayoría, se cumplan… Hoy voces de todos los bloques políticos piden reformularlo.

Y en materia educacional, cuando el TC permite el ingreso de entidades que lucren a las universidades, la primera consecuencia no es la más obvia: retirar utilidades. Eso está prohibido en la Constitución y regulado por la misma ley que crea un controlador. Pero sí le permite a instituciones que muchas veces pueden ser ajenas al sistema educativo, participar en el control de un espacio y una comunidad que sólo debiera ser académica, involucrándose en la toma de decisiones que pueden llevar indirectamente a una ganancia.

Por eso es la autonomía universitaria la que se ve en peligro… Y más allá de eso, si esa entidad con fines de lucro, se convierte en propietaria de una universidad que adhiere a la gratuidad, no llevará también a cuestionar ¿por qué el Estado debe ayudar a financiar a una empresa?

Argumentos que son las llaves que podrían abrir las puertas para que los estudiantes salgan a la calle. Ya lo hicieron ayer. Si estas voces se convertirán o no en el movimiento social de 2011, no lo sabemos… 

Hace exactamente 10 días el ministro Gerardo Varela decía que el tiempo de las marchas ya pasó. ¿Podrá hoy decir lo mismo?

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