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Patricio Contesse habló. Lo que quiso y le convino. Sólo recordando haber dado aportes a Marco Enríquez Ominami, un político de ahiora escasa popularidad, a un senador fallecido y algo más.  

Enríquez-Ominami ha vuelto a acusar trato injusto. Contesse, a modo de excusa, nos haadvertido que muchas empresas financiaron la política de igual manera que lo hizo SQM: a través de boletas ideológicamente falsas.

Aunque tengan razón, esto no habla de la inocencia de ninguno de los dos ni de SQM como persona jurídica, sino de una cancha dispareja.

Esto nos hace preguntarnos cuántas personas y empresas de las que no sabemos pudieron tener las mismas prácticas. Nos recuerda todo lo que se no se ha investigado en las diversas causas y cómo el SII fue paralizado y las querellas detenidas cuando en tiempos de Bachelet el agua llegó hasta La Moneda.

Impuestos Internos nunca se querelló contra las empresas del grupo Angelini, como Copec, Arauco y Siemel. Ni contra otras del grupo Said, que al igual que SQM, repartieron transversalmente dinero. Salvo Martelli ningún querellado por la precampaña de Bachelet, ni contra otras personas como Pablo Longueira.

Las investigaciones también perdieron fuerza y las salidas alternativas se multiplicaron. Suspendido Moreira, por ejemplo, nunca conoceremos su versión sobre varias empresas aparte de Penta que a él y a otros financiaron.

Así los ciudadanos quedaremos en la oscuridad. Porque se necesitaba una Fiscalía empeñada en correr el cerco, una clase política dispuesta a ampliarle la cancha al Ministerio Público y legislar para castigar de verdad con fuerza la corrupción.

Y todo eso, si en algún momento pareció posible, hoy quedó atrás.

 

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